lunes, 22 de agosto de 2011

Fado Lisboeta

Lisboa es una ciudad bohemia la mires por donde la mires, y ahí radica su encanto: sus tranvías, sus barrios con casas okupadas, sus cafes, su puerto...todo contribuye a crear esa atmosfera tan genuina de Lisboa. Con sus siete miradores, cuatro elevadores, y un sin fin de callejuelas estrechas, empinadas y empedradas por las que perderse. Una ciudad con un encanto especial, que combina a la perfección ese ambiente de otro tiempo con el carácter cosmopolita y abierto de los barrios nuevos. 


El Barrio Alto es mi favorito. Tiene muchas tiendas de ropa moderna y alternativa, cafés, pubs, restaurantes y lugares donde tomarte una copita de Oporto escuchando fados. Es el Soho lisboeta.
Pero lo que más me gusta del Barrio Alto es el arte urbano que hay en sus calles. La mayoría de las paredes de este barrio lisboeta están llenas de graffitis y stickers. Cada día hay nuevas pequeñas obras de arte, aunque muchos llevan ahí desde hace mucho tiempo.

Se puede llegar por medio del famoso tranvía 28 o con uno de sus elevadores, aunque mejor evitarlos en agosto... Te cobran 3€ por 5 minutos de trayecto, está a petar de turistas y si te toca ir de pie como a nosotros lo flipas.... es como un dragon khan en miniatura!!




Y desde el Miradouro de Sao Pedro de Alcántara se puede disfrutar de un buen mojito en una de las terrazas frescas y tranquilas, con espléndidas vistas de toda la ciudad.


También el Barrio de Alfama tiene un encanto especial, y el Mirador de Santa Luzia es otro lugar ideal para descansar los pies y tomar algo mirando al Tajo al atardecer.


Por último, hay que ir a la Confiteria de Belem, a degustar sus famosos pastelitos de crema y hojaldre... pasa de las colas, de los guiris, del calor... valen la pena, son una delicia.
 

 Nos alojamos en un Guest House ubicado en un antiguo palacete con una bonita terraza mirador. Muy económico, bonito, funcional y en una zona muy tranquila: Lavra Hotel. Totalmente recomendable. 
Lavra Hotel


Así es Lisboa, mezcla de bohemia y tradición, de decadencia y modernidad. Una ciudad para disfrutar, contemplar y recorrer... eso si, cuidadito con los zapatos que escojáis... yo me dejé las bambas en Barcelona y acabé por los suelos un par de veces...  :-))







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